jueves, 5 de enero de 2012

Mis Reyes


 
Cuando llegan estas fechas de reyes, acuden tantos recuerdos a mi mente, que hace viva en brazos de melancolía, ya se que melancolía es un estado, pero para mi es algo más es algo que me abraza y acuna, como si de una madre se tratara.
Les echo de menos, a ella por ser la mejor madre y a el porque me enseñó a valorarme como mujer.
Cuando se acercaba  la noche de reyes en mi casa era como en un pequeño mercadillo, todo era idas y venidas, mi madre sufriendo para que mi hermano, que era muy travieso no encontrará los regalos, y yo, yo estaba deseosa de mi cocina de madera con cacharritos de aluminio y de mi supermercado, con el paquete de Persil y el botecito de Netol.
Mi madre preparaba la merienda, una merienda que nosotros comíamos nerviosos, tan solo podíamos pensar en esa noche mágica. Mi hermano se iba con sus amigos a ver pasar la cabalgata y yo de la mano de mi madre, con unas bufandas peludas que existían entonces, las manoplas que había tejido mi madre por las tardes y una ilusión que aún recuerdo. Mi padre preparando el baile de Reyes, donde una orquesta haría bailar a los padres y así no se dormían para poner los regalos a sus hijos.
Como ha cambiado la vida. Nosotros con una fe y una ilusión ilimitada, poníamos nuestros zapatos, juntos con un cubo de agua, para los camellos, una botella de coñac y turrones para los Magos. Ahora pienso lo felices que eramos, como a las ocho de la mañana ya despertábamos y corríamos a la habitación de nuestros padres, todo eran risas, besos, gritos  y ruido de papel roto.
No había ya ni agua en el cubo, ni turrón en el plato y por supuesto el coñac, se llevaban hasta la botella, que turca debían pillar si en cada casa hacían lo mismo.
De todo eso, lo que más hecho de menos es a mi madre, se vestía, se iba a buscar croissants y nata para desayunar, hecho de menos sus risas, sus besos y su : cuidado ehhh no lo rompáis que a los reyes les ha costado mucho llegar a casa.
Les echo tanto de menos ...


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